Qué es
El cáncer de piel no melanoma es el tipo más común de cáncer de piel. Se le llama no melanoma, porque este grupo de tumores comprende todos los tipos de cáncer de la piel, excepto uno: El melanoma maligno, que es el cáncer que se desarrolla a partir de los melanocitos.
Según un estudio realizado por la Organización Mundial de la Salud,
cada año se realizan alrededor de 5.000 nuevos diagnósticos de cáncer de
piel en España. Factores como el deterioro de la capa de ozono o la falta de prevención diaria propician la aparición de nuevos casos.
Respecto a la incidencia en España, José Carlos Moreno, dermatólogo, miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) y coordinador de la campaña Euromelanoma 2015, matiza que no existen estadísticas fiables en España. “Podemos afirmar que 1 de cada 10 personas nacidas en el año 2000 padecerán cáncer de piel”, advierte.
Causas
Según Moreno, la predisposición genética es la causa principal de la aparición del cáncer de piel, aunque existen otros factores bien identificados que también intervienen, como la radiación ultravioleta, algunos agentes químicos, las infecciones por el virus del papiloma humano e incluso inmunodepresión. “Los pacientes trasplantados tienen una mayor incidencia de cáncer cutáneo que la población normal”, indica.Las causas más frecuentes son:
- La exposición excesiva a la radiación ultravioleta
(UV), cuya principal fuente es la luz solar. El grado de exposición a
esta radiación depende de la intensidad de la luz, del tiempo de
exposición y de si la piel ha estado protegida.Las personas que viven en
áreas donde están expuestas todo el año a una luz solar intensa tienen
mayor riesgo de desarrollar este tipo de cáncer. Además, estar largo
tiempo a la intemperie por motivos de trabajo u ocio sin protegerse con
ropas adecuadas y protección solar incrementa la posibilidad de
desarrollarlo.
- Las lámparas y cabinas bronceadoras son otras fuentes de radiación ultravioleta que pueden aumentar el riesgo de desarrollar un cáncer de la piel no melanoma.
- La exposición a ciertos productos químicos como el arsénico, la brea industrial, la hulla, la parafina y ciertos tipos de aceites.
- La exposición a la radiación, como la producida por la radioterapia.
- Las lesiones o inflamaciones graves o prolongadas
de la piel, como pueden ser las quemaduras graves, la piel que recubre
el área donde se produjo una infección ósea grave y la piel dañada por
ciertas enfermedades inflamatorias.
- El tratamiento de la psoriasis con psoralenos y luz ultravioleta administrados a algunos pacientes con psoriasis.
- El xeroderma pigmentoso, una patología hereditaria
muy poco frecuente, reduce la capacidad de la piel para reparar los
daños que sufre el ADN como consecuencia de la exposición a la luz
solar. Las personas que tienen este trastorno desarrollan un gran número
de tumores de la piel, a veces desde la infancia.
- El síndrome del nevus de células basales es una condición congénita poco frecuente, que ocasiona múltiples tumores malignos de células basales (basaliomas). La mayoría de los casos, aunque no todos, son hereditarios.
Síntomas
El cáncer de la piel no melanoma puede tener el aspecto de diversas marcas en la piel. Las señales de aviso principales son la aparición de una nueva masa, una mancha o protuberancia que esté creciendo (en el transcurso de unos meses o de uno a dos años), o bien una úlcera que no sane en un plazo de tres meses.
“Los síntomas de este cáncer son muy variables. Encontramos desde quistes
de crecimiento progresivo, úlceras que no curan, cicatrices que crecen,
excrecencias córneas (cuerno cutáneo) y especialmente lunares que
cambian de forma o empiezan a presentar molestias como dolor, picor,
sangrado, etc.”, explica el dermatólogo José Carlos Moreno.
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